Más de 330 licencias para producir cannabis medicinal se han dado desde 2017
Mientras Colombia libra una dura guerra contra los cultivos ilícitos de marihuana, producidos para abastecer el consumo recreativo de la droga dentro del país, así como para ser enviados ilegalmente hacia mercados en Estados Unidos y Europa, el país está frente a una oportunidad histórica en el mercado legal y regulado del cannabis medicinal y científico
A finales de este año, Colombia podría estar realizando su primera exportación comercial de marihuana medicinal, después de dos años de haberse aprobado la regulación para el cultivo de este producto. Esto marcará un hito para esta industria, que más pronto que tarde apunta a estar en el top de las exportaciones del país, según empresarios del sector.
En 2016 se aprobó la Ley 1787 sobre el acceso al uso médico y científico del cannabis y sus derivados, pero solo fue reglamentada en abril del 2017 con el decreto 613. Desde entonces, en el país se han concedido 331 licencias para producir marihuana medicinal.
Esta fiebre de cannabis medicinal está motivada no solo porque se comenzaron a explorar sus propiedades terapéuticas y las posibilidades de tratamiento contra el dolor, entre otros usos, sino porque se calcula que a finales del 2025, el mercado global de la marihuana legal alcanzará los 66.300 millones de dólares (unos 200 billones de pesos, equivalentes a una quinta parte de la economía de Colombia, cuyo PIB se calcula en 1.000 billones de pesos), de acuerdo con el último informe de la firma investigadora Grand View Research, publicado en mayo.
Sobre los aspectos económicos, Rodrigo Arcila, presidente de la Asociación Colombiana de Industrias del Cannabis (Asocolcanna), que agrupa a unas treinta empresas del sector –entre ellas, grandes firmas que ya juegan a nivel internacional–, afirma que esas cifras son solo estimativos. Se desconoce el potencial económico real. Junto a Fedesarrollo, adelantan un estudio para conocer la situación de la industria del cannabis en el país, cuyos resultados serán presentados en septiembre de este año, durante el primer foro de Asocolcanna sobre los retos del negocio.
Existen cuatro tipos de licencias: de uso de semilla para siembra, para el cultivo de plantas de cannabis psicoactivo y para el cultivo de cannabis no psicoactivo, que son expedidas por el Ministerio de Justicia que, a junio, había otorgado 234 en total; y la última, entregada por el Ministerio de Salud, es la licencia para la fabricación de derivados de cannabis, de la que hasta el 22 de marzo de este año se habían expedido 97.
Si bien el total de licencias no significa que todas las personas o empresas ya estén produciendo cannabis medicinal, sí da una idea del interés que tiene la industria, aseguran empresarios del sector. Arcila comentó que las empresas de la asociación ya están desarrollando su objetivo social, y algunas incluso comenzaron con el cultivo de cannabis.
Crecimiento exponencial
Entre 2017 y 2018, sumando las licencias expedidas por ambos ministerios, hubo un crecimiento del 395 %, al pasar de 45 en 2017 a 223 en 2018. La diferencia es mayor si se toman solo las licencias expedidas por el Ministerio de Justicia, que en 2017 dio 27 permisos, en 2018 llegó a 161 –un crecimiento de casi 500 %– y a junio ya había expedido 46 licencias. De otro lado, la regulación que existe en Colombia es para la producción de extractos y derivados de la flor de cannabis, es decir, productos con mayor valor agregado, lo que potencializa la industrialización.
En palabras del director de Asocolcanna, el desarrollo que ha tenido el negocio de marihuana medicinal en el país ha sido rápido porque, aunque tengamos conocimientos ancestrales del cannabis, el tema de la producción científica y medicinal es nuevo para Colombia. “Ha sido un desarrollo que ha venido con mucha investigación, con mucha voluntad de los empresarios para que esto sea exitoso”, comentó.
No obstante, David Gordon, director corporativo de PharmaCielo, compañía canadiense que fue de las primeras en obtener licencias para la producción de cannabis medicinal en Colombia y ahora tiene 12 hectáreas de cultivos, apuntó que es difícil medir si la industria realmente crece rápido, puesto que se trata de un mercado inédito: “¿Cuándo fue la última vez que vimos aparecer una industria completamente nueva? El cannabis medicinal es una industria novedosa a nivel global. No hay cómo hacer una comparación fácilmente”.
A pesar de esto, Colombia, según el empresario, “tiene los más altos estándares” normativos y de calidad para ese cultivo. Además el país tiene una ventaja geográfica estratégica, pues al estar ubicado cerca de la línea ecuatorial se pueden garantizar durante todo el año al menos doce horas de luz solar, necesarias para el adecuado crecimiento de la flor de cannabis.
Igualmente Colombia, como el segundo exportador a nivel mundial de flores –después de Países Bajos– tiene un amplio conocimiento en estos cultivos, y aunque la flor de cannabis no es igual a las decorativas, gran parte de la experiencia y mano de obra calificada para esa industria puede fortalecer la del cannabis, según un informe de ProColombia publicado en 2018.
Casi listos para exportar
Si bien Colombia, a través de la empresa Clever Leaves, hizo su primer envío de cannabis medicinal a Canadá en febrero de este año, ese envío tuvo fines de investigación y no comerciales. Es decir, lo que se exportó no se vendió, aunque se convirtió en un hito por ser la primera vez que de Colombia fue enviado cannabis de forma legal a otro país, explicó Julián Wilches, cofundador de Clever Leaves y director de Asuntos Corporativos y Regulatorios de esta empresa.
Sin embargo, la exportación con fines comerciales está más cerca de lo que se cree, de acuerdo con varias firmas. Gordon, de PharmaCielo, dijo que su empresa está ajustando detalles de los métodos y procedimientos de envío desde Colombia a los países receptores de extractos de cannabis, y que este año harán su primera exportación. En Clever Leaves también esperan que antes de terminar este año se realice su primera exportación comercial, además de que tienen permisos para envíos a Canadá y Alemania.
Naciones como México, Alemania, Canadá y Australia representan oportunidades de exportación para el país, señala el informe de ProColombia.
Los retos del negocio
Las mayores ventajas de Colombia como país productor de cannabis, su ubicación geográfica y los completos marcos regulatorios, son ahora también unos de los riesgos. México, Ecuador y Perú, que tienen ventajas climáticas similares a las de Colombia, ya tramitan regulaciones para esta industria, por lo que el país tiene el reto de no frenar el ritmo de desarrollo para no perder la oportunidad de convertirse en líder de mercado antes de que haya más competidores.
El mercado global de cannabis es extremadamente competitivo. “Colombia no es la única que está pensando en este cultivo; hay mucha competencia, y el mundo no nos va a estar esperando”, dijo Álvaro Torres, CEO de Khiron –compañía de cannabis medicinal–. Y esta es una reflexión que comparten los demás empresarios.
Si bien el Estado ha apoyado y respaldado la consolidación del negocio legal del cannabis, se requiere, según Asocolcanna, que haya más agilidad en trámites y permisos para poder responder a la actual demanda de la industria. El último gran reto, sugieren los empresarios, es romper el miedo que tienen tanto médicos como pacientes frente a los nuevos productos, para lo cual es necesaria una pedagogía sobre los usos y beneficios del cannabis medicinal.
Qué falta para el uso médico
En Colombia hay unos 5,8 millones de posibles pacientes que se podrían tratar con cannabis medicinal, aseguró Álvaro Torres, CEO de Khiron. Pero, aunque hace dos años se reglamentó la ley sobre el acceso al uso médico del cannabis y sus derivados, aún no se han terminado de definir los protocolos para que los pacientes puedan acceder a este tratamiento, dijeron Rodrigo Arcila, director de Asocolcanna, y Torres.
El CEO de Khiron indicó que su empresa ya está trabajando en el mecanismo mediante el cual pacientes podrán ser recetados con cannabis medicinal. Según comentó, en principio se recetaría como preparaciones magistrales, es decir, fórmulas hechas para cada paciente en un laboratorio con base en una prescripción médica.
Este método de fórmulas magistrales es el mismo que usan muchos dermatólogos para recetar medicamentos o tratamientos, dijo Torres.
Vía: El Tiempo